jueves, 30 de agosto de 2012

Leopoldo Tiseira: “Lo que vivimos dejó marcas invisibles que difícilmente se puedan reparar”

Leopoldo, el hijo mayor de Sonia Toloza y Francisco Tiseira, contó que al momento del secuestro él tenía dos años. “A esa edad una criatura no recuerda qué pasa, pero yo estaba presente ese día a las once y media de la mañana cuando se realizó el operativo. Me siento un privilegiado porque a diferencia de muchas otras familias, nosotros tuvimos la suerte de reconstruir casi todo lo que había pasado, desde que llegó la patota, el paso por Campo de Mayo, y gracias al trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense, el destino de los cuerpos”.
La reconstrucción de los hechos fue posible en buena medida por la fuga de uno de nuestros tíos, Julio Visuara, a una semana del operativo. Él narró el secuestro detalladamente y estos detalles avalan que estuveron en Campo de Mayo. “Mi papá, desde la ventanita de la celda, alcanzó a ver el colectivo 176, las vías, y dijo: ´Esta es la ruta 8, estamos en Campo de Mayo’. Y esto nos lo cuenta más tarde Julio Visuara”.
Según Leopoldo, esta denuncia también apareció en un cable de la agencia clandestina Ancla y fue publicada en 1985 en un libro del periodista Horacio Verbitsky en que compiló las informaciones difundidas por Ancla.
“Mi mamá nos rescató al día siguiente del operativo”, puntualizó Leopoldo, quien añadió que los militares volvieron a la casa a posteriori de la fuga de su tío. “Marta Álvarez”, afirmó, “estaba embarazada casi a término, era muy notorio su embarazo, y mi mamá se acordaba que se atendía en el Hospital Larcade de San Miguel”.
“Marta Álvarez también estuvo en Campo de Mayo y buscamos a su hijo o hija que sabemos que nació. A los restos de mi papá se llegó buscando otros cuerpos y esto nos dejó una gran marca. Hasta hoy tuvimos que recorrer una gran cantidad de instancias de búsqueda de justicia. Recuerdo haber participado de muchas manifestaciones, del apoyo de los organismos de derechos humanos y de habernos vinculado con otros familiares, esto fue fundamental para contenernos y darnos ánimo”.
“A los 20 años formé parte de la fundación de la organización Hijos, desde donde pudimos aportar lo nuestro para que se anularan las leyes de impunidad, y hoy integro un colectivo de hijos de desaparecidos, Colectivo de Hijos. Todo lo que fuimos pasando dejó marcas invisibles que difícilmente se puedan reparar, nosotros también fuimos víctimas, y como tales sufrimos muchas consecuencias que no fueron evaluadas, que no se ven, por eso necesitamos que el Estado genere mecanismos de reparación y de justicia”.

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